¿A qué pacientes se puede implantar una válvula transcatéter (TAVI)?
Como explicamos en el artículo “¿Qué significa TAVI? ¿Para qué sirve?“, la elección de la técnica más adecuada para tratar la estenosis aórtica de un paciente debe hacerse de forma individualizada, considerando los factores específicos de cada persona.
Independientemente de eso, es interesante valorar cómo la aplicación de la técnica TAVI ha ido evolucionando a lo largo de los últimos años y probablemente lo seguirá haciendo en los próximos.
La primera fase: los pacientes inoperables
La primera válvula aórtica transcatéter se implantó en Francia en 2002, como culminación de un trabajo llevado a cabo durante los años previos.
En esa primera etapa, esta técnica se orientó a los pacientes con estenosis aórtica severa que no se podían operar con las técnicas convencionales (apertura del tórax, corazón parado, circulación extracorpórea…) ya que presentaban otros factores de riesgo (edad, enfermedades asociadas, etc.) que hacían que el riesgo de la sustitución valvular estándar fuera demasiado elevado. Es lo que se denomina “pacientes inoperables”.
Tras un número de casos considerable, se observó que los resultados no eran peores que los de la cirugía convencional, por lo que su uso fue extendiéndose progresivamente.
Riesgo alto – Riesgo intermedio – Riesgo bajo
Así, tras aplicarse solo a los pacientes de mayor riesgo quirúrgico, se fueron analizando, de forma progresiva, los resultados de aplicar los implantes de válvula aórtica transcatéter (TAVI) a pacientes que presentaban un riesgo quirúrgico cada vez menor. En primer lugar los de riesgo alto, luego los de riesgo intermedio y, finalmente, los de riesgo bajo, fueron susceptibles de ser intervenidos con éxito mediante esta técnica, todo ello corroborado con estudios clínicos multicéntricos.
Entonces, ¿a quién se debe implantar una válvula aórtica transcatéter o TAVI?
Analizado este recorrido (desde los inicios con pacientes de riesgo muy elevado, hasta su uso en pacientes de bajo riesgo), la conclusión respecto a cuándo usar esta técnica es similar al enfoque del resto de las técnicas: es preciso individualizar cada caso y elegir la mejor para cada paciente, prestando atención no solo a la enfermedad principal (estenosis aórtica) sino también a todo su contexto (edad, condiciones generales, enfermedades asociadas, dificultades previstas en la recuperación, etc.).
En muchas ocasiones, esta decisión se realiza de forma conjunta en equipos multidisciplinares del corazón (lo que ha dado en llamarse “heart team”), en la que diferentes especialistas intercambian sus puntos de vista hasta llegar a una valoración consensuada.